Quienes hayan seguido alguna de mis entradas en este Foro, habrán visto que suelo citar constantemente a Fermín Caballero. Y no es para menos.

Muy pocos pueblos pequeños tienen la suerte de contar con un estudio como el de Caballero, en los inicios del S. XIX: detallado, amplio, profundo, y realizado con criterios científicos y con metodología rigurosa. Malpica y San Martín, como centros representativo y administrativo del marquesado, son los pueblos más referidos en sus trabajos, que también incluyen a Santa Ana y a Navalmoral, y a todo el territorio de la Dehesa de Valdepusa.

Caballero vino a Valdepusa muy joven, comisionado por los Marqueses de Malpica, en medio de una época de conflictos, para mediar en la “Concordia” (acuerdo) que se estaba renegociando con los pueblos. Contaba apenas 24 años, pero tenía ya una alta formación intelectual que conjugaba con el empuje de la juventud. Y, para hacer bien su encargo, decide empaparse a fondo de la realidad de la zona: geografía, historia, economía, demografía, sociedad, etc. En menos de dos años realiza un trabajo formidable. Estudia los archivos del marquesado y de los pueblos, recorre los campos y las poblaciones, levanta planos y mapas, analiza la realidad económica.

Su principal estudio, “Descripción histórica, cronológica, estadística y topográfica del Marquesado de Malpica”, un manuscrito de más de 300 páginas, ha sido publicada por Arsenio Talavera en su libro “El Estado de Valdepusa y Malpica”, con certeras observaciones de su parte. Es una fuente fundamental para quien quiera conocer la historia social y económica de nuestros pueblos y una lectura absolutamente recomendable.

Fermín Caballero fue un intelectual de primer nivel que se implicó con éxito en la vida pública. Fue Catedrático en la universidad de Madrid y llego a ser diputado, senador y ministro.

Su actividad política es reconocida como modelo de rectitud. En medio de los inevitables tejemanejes de la política, supo mantener los límites de la coherencia y de la integridad personal. Hoy sería todo un ejemplo.

En su función de mediador para la “Concordia”, Caballero consiguió ese difícil equilibrio entre la defensa de los intereses de los Marqueses (a quienes representaba) y el respeto a los derechos, los intereses y las aspiraciones de los pobladores. De hecho, la Concordia se firmó de común acuerdo entre las partes el 26 de junio de 1827.

Hay que precisar, por cierto, que esa “Concordia” se pactó con los Concejos de San Martín, Navalmoral y Santa Ana. Pero no con Malpica que, como pueblo de señorío, tenía otra situación administrativa y carecía de la suficiente autonomía municipal.

Paco Corral                                                                                                                                      (8/10/2020)