El mármol se ha impuesto ya definitivamente en la estética de las sepulturas. En consecuencia, la imagen de los cementerios es pulida y elegante, pero a la vez fría y uniforme.
En tiempos pasados fueron más comunes otros materiales, como la propia tierra formando un sencillo túmulo, el ladrillo, el hierro forjado y las pequeñas lápidas de cerámica. De todos ellos quedan interesantes testimonios en nuestro cementerio.
EL HIERRO FORJADO: Destacan dos tumbas infantiles, de las más antiguas, rodeadas por bellas barandillas artísticamente trabajadas, que pueden evocar la imagen de una cuna.
Pero la mayor parte de esas obras en hierro forjado son las cruces. Algunas de esas antiguas y sencillas cruces de hierro han perdido ya su lugar en la cabecera de la tumba.
Otras, con buen criterio, se han mantenido en su lugar tras la renovación de la antigua sepultura.
La mayoría son obras austeras, a veces con elementos ornamentales muy sencillos.
Pero también destacan algunas cruces en las que se ha buscado una presencia mucho más solemne y una voluntad estética potente.
Paco Corral (23/7/2021)