Hay en nuestro cementerio interesantes muestras de poesía funeraria; expresiones emotivas del dolor de los familiares, que rinden así su homenaje póstumo y su recuerdo al fallecido.
Algunas son recientes, pero la gran mayoría datan de finales del S. XIX y principios del XX. En esa época era habitual poner poesías en las lápidas.
De hecho, todas las lápidas que quedan de los primeros veinte años datados en nuestro cementerio (1890 a 1910) son pequeñas placas de cerámica que contienen algún poema. Más tarde, las placas de cerámica van utilizándose cada vez menos, y se van imponiendo otros materiales: el granito desde 1910, y sobre todo el mármol desde 1915.
He seleccionado algunas poesías de especial interés por su antigüedad, su calidad técnica y su fuerza expresiva.
Poema con dos estrofas: una “copla castellana” de ocho versos y una “espinela” de diez versos.
Destaca la métrica perfecta, en versos octosílabos, y el buen encadenamiento de las rimas
La mayoría son de gran elocuencia emotiva y de notable perfección formal. Y siguen fielmente los cánones de la poesía clásica, en estrofas de rima compleja como las llamadas “espinela”, “redondilla”, “serventesio”, “quintilla”, etc., lo que sugiere autores con conocimientos literarios.
Dos estrofas “octavillas” con un verso libre en cada cuarteto
Tres “coplas”, una “redondilla” y un bello dibujo coloreado lleno de candor.
Notable destreza poética en esos cuatro “serventesios”, de arte mayor
Una “redondilla” y una encantadora decoración coloreada
Bello el paisaje fúnebre de esta cerámica en la tumba de un difunto de edad avanzada, lo que es muy poco habitual.
Además de las lápidas, en el vestíbulo de entrada al cementerio hay una placa con un bello poema.
Es de suponer que procede de la propia fecha de creación del actual cementerio: 1858. Es una hermosa “quintilla” que destaca por su gran musicalidad, y que puede despistar porque está adaptada a la dimensión de la placa y no a la escritura versificada de la estrofa
Paco Corral (30/7/2021)