LA CALLES “EMPEDRÁS” DE MALPICA
Así llamábamos a las calles empedradas con piedras conocidas como “cantos rodados” sacadas y cargadas a mano con mucho esfuerzo de quienes las traían del campo o de los cercanos arroyos Pusa y Cedena. Otra construcción antigua eliminada, como otras tantas de dicha industria, reemplazada por actuales pavimentos realizados con medios mecánicos obteniendo un acabado casi perfecto tanto para la circulación de vehículos como para las personas.
Esta fotografía no corresponde a ninguna calle de Malpica. Se expone como ejemplo de la ejecución del empedrado.
La forma de hacer este pavimento era muy sencilla, sin grandes medios de construcción ni maquinaria, todo trabajado a mano. El carro con un par de mulas usado en agricultura servía para todo incluso para traer la piedra, así como la tierra necesaria. Se necesitaba un suelo bien compactado con un “pisón” de madera,humedecían previamente la tierra envuelta con arena del río y a continuación colocaban la piedra, para terminar con buen riego de agua y recebo con tierra y arena sobre la piedra.
Esta fotografía no es de ninguna calle de Malpica, se expone como ejemplo del empedrado.
El empedrado de las calles causaba muchas caídas y había que ir con mucho cuidado debido a que algunas sobresalían más que otras o bien faltaban dejando un hueco a especie de trampa para caer. Cuando existía este pavimento los medios de transporte ya en desuso eran los carros de madera tirados por una yunta de mulas o bueyes, cuyas ruedas con aros de hierro, circulaban sobre las piedras haciéndose notar por donde pasaban al golpear las piedras, a veces rechinando como si las rasparan.
Otro ejemplo de una calle empedrada. No corresponde a Malpica.
¡¡¡A ver quién de Malpica se acuerda ahora de las piedras!!! El recuerdo que tengo es que vi hacer una parte de la calle Marqués de Povar, entre la Farmacia de Molina y el Molino harinero. En Malpica había unas calles que estaban empedradas, otras muchas era una alfombra de tierra seca, casi polvo en verano y en invierno hecho un barrizal, un ejemplo era la calle la Dehesilla desde el Molino del tío León hasta el corral Concejo, las afueras del pueblo. La mayor parte de estas calles estaban en esta condición. En invierno se formaban grandes charcos donde el agua helada permitía patinar sobre ellos, había calles cortadas que obligaban a dar un rodeo. En verano el paso de los carros, del ganado y otros animales convertían la tierra en “fosfatina” que hacía irrespirable el aire, imaginad el efecto cada vez que surgía una tolvanera, como si estuviéramos en el desierto. Las calles empedradas que yo conocí fueron, parte de Marqués de Povar, Real, la Dehesilla desde las cuatro calles hasta la calle Marqués de Povar, Calle Nueva no toda, Mendiola, la del Cura, Ancha, Palomar, Domine, Huertas, Jardines hasta la Iglesia... Hago especial mención a una zona elevada sobre el nivel de la carretera que correspondía a dos viviendas, la de Ilidio Sánchez-Cabezudo y a la familia Alonso-Sanchez-Mora. Era la primera zona empedrada al entrar en el pueblo por el puente. Es posible que haya algunas más. En invierno había calles donde las piedras no veían el sol, ejemplo la Calle Mendiola, cuando esto ocurría por el ambiente húmedo propio de la estación, decíamos que las piedras lloraban. El pavimento de piedra que marcó otra época,la de ir andando con mucho tacto, pasó a la historia dando paso al hormigón y el asfalto con otras prestaciones, más cómodo para caminar el viandante y vehículos. Los carros pasaron a mejor vida, algunos olvidados y otros embelleciendo cualquier rincón de un patio o jardín. Los carros ya no pasarán sobre las piedras; no se oirá su ruido ni harán que rechinen bajo sus ruedas, ni tampoco llorarán en invierno. Solo queda el recuerdo.
EHdelaR 05 Oct. 2020