LAS CUATRO CALLES

LAS CUATRO CALLES

 

 

 

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LAS CUATRO CALLES

 

    Hoy lo que voy a relatar es, de qué forma discurría el día a día en los años 50 y parte de los 60, siglo XX, en una zona determinada de Malpica, que no ocurría en otras debido a las características que reunía dicho entramado de calles, donde se continuaban con unas costumbres callejeras arcaicas de escasa evolución, heredadas de generación en generación. Se trata de las Cuatro Calles. En estos mapas antiguos veis cuatro calles que por su ubicación siempre ha sido lugar de encuentro y de paso.

 

Captura de pantalla 43                      Mapas de diferentes años de la expansión de Malpica, años 1824, 1882 y 1940

    En el imperio romano construían las ciudades a partir de las calles principales, llamadas Cardo y Decumeno, eran perpendiculares entre sí; en su intercesión estaba el Foro romano y el Templo o Basílica, donde solía reunirse el pueblo para hacer negocios, hablar, debatir, llevar ofrenda a sus dioses... en definitiva relacionarse. En las Cuatro Calles de Malpica se cumplían algunas de dichas condiciones. Es cierto que este pueblo no es de origen romano sino árabe, a partir de la construcción de su castillo, el pueblo creció al abrigo defensivo de esta fortaleza.

Las Cuatro Calles, sin llegar a la categoría de plaza, era punto de encuentro en aquellos años e incluso antes, donde se reunían grandes y chicos. Un lugar de paso obligado para ir a la plaza de nuestro pueblo, hoy denominada de la Constitución y también hacia la iglesia, a diferentes comercios de la calle Huerta y lugares de ocio existentes en la plaza. Es el lugar donde concurren las calles, Fuente, la Dehesilla y Tercia, creando un espacio abierto, amplio y perfecto para el desarrollo de actividades diversas, entre ellas el ocio, como ahora explicaré. Es un lugar que evoca muchos recuerdos por el dinamismo que desarrollaban los vecinos y visitantes

 

    ¿QUÉ HABÍA EN LAS CUATRO CALLES? Las Cuatro Calles y adyacentes estaba llena de gente emprendedora que dinamizaron de varias formas este pueblo, sobre todo en lo comercial, cuyas tiendas de la zona obligaba a los vecinos a visitarlas para hacer la compra, Así la relación social estaba asegurada. Teníamos:

 

4   Una peluquería-barbería, la de Marcelo Rondero Palau, junto con su hermano Eusebio, este emigró a Barcelona con su familia, dejando la plaza vacante de peluquero que ocupó Ángel Rondero, y cuando éste también se fue del pueblo, llegó como aprendiz de peluquero un jovencísimo Ángel Yébenes del Valle, “Juanón”, sobrino de Marcelo. Vino la moda ye-ye de pelo largo y comenzaron a escasear los clientes. Más tarde Félix Soto Robles, artesano del calzado y ya a punto de jubilarse, trasladó su pequeño taller de zapatería de la calle Mendiola a las Cuatro Calles y la situó junto a la peluquería de su cuñado Marcelo.

Marcelo Rondero ejerciendo de peluquero 

 

 

 

 

 

 

 

 

      Hubo dos tabernas de dos emprendedores, los hermanos Rivera, Eusebio “el Artillero” y Ramón, “el tío Roña”.

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De Izda. a dcha.: 1.º. ¿?, Paco “Maño”, Marcelo,          De Izda. a dcha.: 1.º?, Eusebio, 3.º?, Marcelo,         De Izda. a Dcha.:Ciriaca, Eusebio, Vitoria y la niña     Eusebio y  5.º. ?                                                            y Paco el Maño                                                              Teresa Corral.

 

    “El Artillero” tenía una bodega junto a la taberna, donde pisaba la uva cuando llegaba la época de la vendimia para sacar los buenos caldos de la uva para suministro propio. También su hermano Ramón para su taberna de la calle Fuente tenía una bodega en la travesía de la Fuente donde pisaba la uva y guardaba el vino para su consumo. Existe una anécdota sobre Ramón, llamado cariñosamente el tío Roña, cuando quiso subir el chato de vino a 30 céntimos y a algunos parroquianos les pareció abusivo, uno de ellos, Alejandro Pavón, “El Águila”, se colocó en la puerta no dejando pasar a nadie, y a todo el que llegaba les decía que se fuera a la otra taberna, la del hermano, que allí era más barato. No tuvo más remedio que dejar el precio como estaba.

                                                                      vendimia
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   Por izda. 1ro. ¿?, Ciriaca y Aurelio “Barrena                      Por   izda. 1 y 2 ¿?, Virginia, Ciriaca y Eusebio                                                                                                  ”         

      En una de las fotografías adjuntas tenemos el edificio nuevo donde estuvo ubicada la taberna del “tío Artillero” que después pasó a ser atendida por su hijo Aurelio Rivera “Barrena”, éste con su familia emigró a Madrid y a partir de ahí estuvieron Rafael Montes “Achifostre” y Carmeli, Elías Nombela “Pensa”, Diego Benítez “el Chulo” y Carmen Pérez; el local continuó más tarde con otra actividad. Tras demoler el edificio primitivo de adobe y tapial construyeron el que vemos en la foto donde comienza un nuevo negocio, la farmacia de Doña Sagrario Manzano Manzano que después traspasó a Doña Yolanda Hormigos. Cierra la farmacia por traslado a la calle Marqués de Povar y José Jiménez “Romerito” pone un negocio de dulces, caramelos y golosinas, los “chuches”. Ya en la década de los años 60, en esta esquina tenía una parada el autobús, lo que todo el pueblo conocía por “La Sepulvedana” que iba a Madrid o Talavera. La parada estuvo antes junto a la Chabola del puente. Hubo tres tiendas de ultramarinos, la de Benita Tostón, situada junto a la taberna de su marido Ramón “el tío Roña” en la calle Fuente, la de Engracia Tostón y la de Pedro Mora, en la calle la Dehesilla a un tiro de piedra de las Cuatro Calles.

 

     Voy a hablar de Pedro Mora y su familia. Fueron unos emprendedores del espectáculo, cine y baile, tienda, carnicería y bar. Pedro estuvo casado con Felipa Díaz-Guerra.  

 

7     Los hijos de Pedro Mora fueron: María con su esposo Agustín Gálvez se ocupaban del ambigú de la sala de cine y baile; el matrimonio Pedrito Mora y Marcela Cedena, tenían una carnicería donde vendían embutidos, carne de ternera, cordero, oveja, cerdo, pollos… que ellos mismos sacrificaban y despiezaban; Pepe Mora con su esposa Rosa Rodríguez tenían un bar en la plaza Constitución frente al Ayuntamiento; En el cine Pedrito Mora era el encargado de colocar los rollos y de proyectar las películas. Conocí la antigua sala de cine y baile que hubo donde actualmente vive el hijo de Pepe y Rosa, Jose Antonio Mora, para después trasladarla al local donde está actualmente el comercio de los chinos en la calle Ancha, aquí tenía sala de invierno y otra de verano; Regino Mora, tenía una tienda de ultramarinos en la vecina Bernuy y hacía portes con su pequeño camión llamado “La Nicanora de Regino”; Reyes Mora se ocupaba del cultivo de las tierras.

     

 

 

 

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                        De izda. a dcha.: Amador Villasevil, Reyes Mora, Lucio Rojas, Regino Mora y Anselmo Mata “Meme”

 

    Reyes Mora junto con su hermano Regino y otros formaron la orquesta instrumental "La Moderna" cuyos componentes fueron: Anselmo Mata, “Meme”, el batería; Regino Mora, se le daba bien la trompeta, trombón de varas y algún otro instrumento; Reyes Mora, Saxo; Amador, clarinete y saxo; Goro, saxo. También actuaba con ellos Lucio Rojas con su trompeta. No olvidemos a Rafael Mora, hijo de Regino, que tocaba la batería. Una orquesta humilde que hizo dar innumerables vueltas a muchos jóvenes. Las hijas, Emérita y Pepa, atendían la tienda de ultramarinos. Fue una familia donde todos sus miembros estaban activos en los negocios de Pedro Mora.

 

 La pescadería-Fruteria de Ramón Palomo

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     En la otra esquina de la calle tercia con la calle Fuente aparte de ser vivienda del tío Felipe “Antón” y su esposa María, había un pequeño local de pescadería-frutería regentada por Ramón “el Tuno”.

 

   ¿CÓMO LLEGABA EL PESCADO A MALPICA? Al principio Ramón y su hijo Miguel madrugaban para ir a la Estación de Erustes a por el pescado con una yegua, pero más tarde aprovechaban el paso por Malpica de un camión de transportes Manzano, que hacía el trayecto de los Navalmorales a Madrid y viceversa, al regreso pasaba por la estación de ferrocarril de Erustes recogíendo el encargo que previamente habían hecho.

 

   Años después el encargo lo hacían desde la vecina Mesegar mediante una llamada telefónica al asentador que tenían en el Mercado Central de Pescados de Madrid situado en la plaza de la Puerta de Toledo. En aquellos años el precio de venta de las sardinas rondaba los 30 céntimos el kilo, ¿cuánto podría costar una merluza?. Estos y otros pescados son los que llegaban al pueblo entre hojas de helechos, que los mantenían frescos (¿?). Los pescados eran boquerones, besugos, fanecas, palometa que la llamaban japuta... cangrejos y chirlas también entre otros.

   Malpica NO tenía teléfono y para hacer una llamada debían trasladarse o bien al locutorio de Cebolla o al de Mesegar. Para tener un locutorio de teléfono en Malpica fue necesario reunir a 6 ó 7 socios para hacerlo factible, encargándose Ramón “El Tuno” de toda la gestión. Era muy activo pues tenía otras actividades aparte de dicha pescadería; fue yerno de Felipe “Antón”, un hombre afable y bonachón, y María, con mucho genio, pero generosa con todo el mundo. Cuando los muchachos nos poníamos en su pared de la calle Tercia haciendo como la cigüeña, con uno de los pies puesto sobre dicha pared, salía María y con mucho genio decía, “Hale, fuera de aquí que me vais a “escostrar” la pared”. Los padres de Ramón “el Tuno” eran Guadalupe y el tío Sergio, éste en las fiestas del pueblo tenía un puesto de escopetillas de plomo que fallaban más que las escopetas de feria. La casa donde vivían, hecha de tapias de tierra y adobes fue demolida. La nueva casa que vemos en la foto anterior fue inaugurada en el mes de junio de 1963, cuya construcción fue realizada por la cuadrilla de albañiles Pablo González, Mere y Carrasquilla de Cebolla. La de Pedrito que está enfrente fue también construida al mismo tiempo por otro grupo de albañiles.  

 

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  De izda. a decha.-  Emiliano Rodriguez (maestro), Alicia Soto, Valentín Muñoz "Peleque", Alejandro Soto, Andres Rodríguez (secretario), Felipe Corral

   No se debe olvidar la vaquería de Ilidio Sánchez-Cabezudo en la calle Fragua Vieja con el despacho de leche, que atendía María Gálvez, esposa de Ilidio, en la calle Fuente, junto a donde estuvo el Bar Bugui Regentado por Alejandro Soto Robles. Otro emprendedor más que además de bar tenía pastelería y vendía helados que fabricaba junto a su familia.Fue el primero que  comenzó con la venta de combustibles, gasoil y gasolina, junto a su casa, la Chabola. En el patio interior del bar Bugui hacía, teatro, cine de verano y en ocasiones se instalaba un circo. Tenía entrada también por la Plaza de la Constitución, entonces llamada Plaza del Generalísimo. Cuando llovía torrencialmente las Cuatro Calles no se podía cruzar, Alejandro Soto pasaba a cuestas uno a uno a su familia. Pedro Mora ponía cajas de madera para vadear el agua y así llegar hasta su tienda. Esta riada duraba unas                                                                                   

 

peluquería de los molinas   Un poco más arriba estaba el consultorio de D. Ángel Sánchez-Cabezudo  la peluquería de los Molinas, Máximo, Teógenes y Maximito “Mito”. En cuya esquina se juntaban los adultos (Mozos) para hablar de sus cosas y de lo que pasaba en el pueblo, en las noches de verano esa esquina estaba siempre muy concurrida y animada.

   

Según el testimonio de Felipe Robles, es famosa la anécdota de las controversias de Máximo Moreno, alias “Pichorra” en la esquina de la peluquería. Máximo al oir que la tierra era redonda y que daba vueltas, decía “ Co! Eso es imposible, cómo va a dar vueltas y vueltas y es redonda? yo cuando miro a la Peluquería de Molina siempre la veo en el mismo sitio”. Si habéis conocido a Máximo, con frases como esa era suficiente para suscitar la polémica.           

 

    En la foto de Izda. a dcha. Teógenes, Eusebio Vázquez, el alguacil, y el niño Pepito (Juan José) Rodríguez, hijo de D. Andrés el secretario del Ayuntamiento. 

 

12  En la esquina de la Cuatro Calles con la calle de la Dehesilla, Engracia Tostón, tenía un comercio de tejidos y ultramarinos donde también hacían matanza de cerdos para venderla. Fue la esposa de Valeriano Sánchez- Cabezudo y hermana de Benita, dueña de la tienda de la calle Fuente. Cuando en esa esquina existía dicha tienda, hubo un intento de robo que no se llevó a cabo. En un segundo intento lo realizaron llevándose absolutamente todo lo que tenían para vender, dejando a la familia en la ruina. Más tarde tuvieron una pequeña tienda en la calle Marqués de Povar atendida por Olimpia hija de Valeriano.

Foto.: Esquina donde estuvo la tienda de Engracia Tostón

 

 

 

 

 

    En la calle la Dehesilla esquina calle Marqués de Povar estuvo el molino de harina regentado por León Sánchez-Cabezudo, un personaje siempre de buen humor, siempre de buen talante, tenía palabras para con todo el mundo, propio de su oficio el color de su ropa siempre estaba blanca llena de harina.

 

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   En la fotografía vemos a una joven Inés Rivera, hija de Eusebio el “Artillero” posando junto a la casa que fue de Leopoldo Sánchez-Cabezudo y Luisa Robles. Una casa antigua de “cal y canto” y de fuerte cerrajería en las enormes ventanas de muchos años, posiblemente del siglo XVIII, fue casa solariega del conde de Montalvo.

   Ya en 1824 en la calle Real, frente a la calle Tercia, había un mesón que era del Marqués de Malpica, donde está la casa de Santiago Pavón, “Fanegas”, la que se ve al fondo abalconada.

   En la calle Tercia había una panadería de Felipe Gómez (hijo) junto a la taberna del tío Artillero, cuyo padre vivía en la calle la Dehesilla frente a la esquina de la casa del tío Chiclana. Al anciano Felipe Gómez (padre) le conocí muy mayor y presumía de tener la mejor dentadura, completa, y lo demostraba con unos cristales que siempre llevaba en su bolsillo que masticaba hasta dejarlos como si fuera arena. Al principio tenía el horno y despacho de pan en su casa que luego su hijo lo trasladó a la calle Tercia.

 

 

 

 

 

 

 

ENVASES           Envase de Leche en polvo                                             Lata de aceite de soja para ensaladas                    Contenedor de queso pasteurizado

    Luisa Robles y su marido Leopoldo Sánchez-Cabezudo estaban en la calle Tercia esquina calle Real, tuvieron panadería, vendían leche y también tuvo una carnicería. Luisa fue la encargada de repartir la leche en polvo que enviaron los americanos cuando firmaron el tratado de las bases americanas de España en el año 1956. Ella preparaba la leche y repartía a quien la necesitaba. Eran años difíciles y vino muy bien aquella ayuda de la amistad americana; recuerdo que las latas de queso traían un dibujo con dos manos unidas del signo de amistad. En la escuela también repartían leche y mantequilla a los alumnos. Después en los años 60, en esta misma calle Tercia también otro pequeño negocio de Eugenio Cerdéira, “Piedra” consistía en un molino y también tenía un punto de venta de leche. Faustino Cedena, “Requeté” tuvo una carnicería en esta calle, pero estuvo abierta poco tiempo.

 

    Hubo durante unos pocos años un comercio de camisas, pantalones, chaquetas, trajes y pellizas para hombre regentado por el Sr. López.

 

   En la esquina de la calle Tercia con Calle la Fuente, en el edificio nuevo donde estuvo la pescadería, tuvo Andrés Serrano un bar aparte de hacer servicios de taxi.

 

   Para anunciar el cine había dos carteleras. Un domingo por la mañana y después de misa, Las Cuatro Calles bullía de gente de todas las edades para ver “la cartelera” que anunciaba la proyección de las películas de ese día.

 

             Captura de pantalla PEDRO MORA                

     Pedro Mora junto a su cartelera de cine                                                 Propaganda de cine                            Entradas de cine

 

CARTELERA DE LOS RIVERA

                       De izda. a dcha .- Vitoria Escalonilla,  Magdalena Corral Moyano, Cleo Rivera, Pedro Corral Argudo, Chon Rivera, Inés Rivera,                                                                             Carmen Pavón, Apolinar Pavón, Rafael Gómez.

    Había dos carteleras, la de Pedro Mora y la de otro emprendedor del espectáculo, Magdaleno Rivera “Macaco”, y después Cleo Rivera, cuyo cine estaba en la plaza de la Constitución y la sala de verano era donde está la tienda de Bea Garrido, "Pilila", en la calle ancha. Mirábamos y remirábamos las fotografías clavadas con tachuelas a la madera. Las foto eran de gran tamaño con diferentes escenas de las películas mientras esperábamos que alguien nos diera “la propaganda”, una foto tamaño media cuartilla (de 10x15 cm.) de la presentación que hacían de dicha película en la cartelera.

    Las personas que están en la fotografía de izda. a dcha. son: Vitoria Escalonilla, Magdalena Corral Moyano, Cleo Rivera, Pedro Corral Argudo, Chon Rivera, Inés Rivera, Carmen Pavón, Apolinar Pavón, Rafael Gómez.

    Ocasionalmente alguno de los vecinos con deseos de mostrar a su perro como el más fuerte, convenía con otros que admitiesen una apuesta para una pelea de perros. La lucha era encarnizada y a veces los más pequeños nos escondíamos detrás entre las piernas de los mayores por el temor a que dichos animales se lanzasen contra nosotros. La lucha de los perros era encarnizada, mordiscos que hacían sangrar. Otra vez era que uno de los mozos cizañaba a los más chicos a untar la oreja a otro, así se liaba la pelea entre ellos. Otras veces se echaban un “porrazo”. Por allí pasaba Bernardino Camacho, el tío “Chicuelo”, un personaje pintoresco de aquella época, ya mayor, alguien le retaba a una lucha simulada con navaja. Recuerdo verle como enrollaba la chaqueta en su brazo izquierdo mientras blandía la gran navaja que siempre llevaba en la faja y con las piernas abiertas y su brazo dispuesto para la lucha, andaba formando círculos en busca del oponente. El tío “Chicuelo” era un genial actor. Otras veces animaban a Aquilino Vaquerizo, “Peña”, para que anduviese con las manos, habilidad que tenía para ir de un sitio a otro de esa forma. Cuando aparecía Ambrosio Celada, siempre con prisas, al llegar con su chaqueta o jersey al hombro y su cigarro en la boca iniciaba una representación del paseíllo torero. Todo un espectáculo, le aplaudían mientras tanto los mozos tarareaban un pasodoble."Olé Torero"

   Muy cerca de las cuatro calles en la esquina de la calle la Dehesilla y la de Mendiola tenía su morada  Victoriano Arroyo, "Chiclana" con su familia, y una pequeña tienda de chuches y helados. Aurora de Pablos dijo así << Imborrables los polos de menta de en ca' Chiclana para estrenar la temporada veraniega cada 19 de marzo, por el Día del Padre >>. Los días de fiesta trasladaba a la plaza su carrillo con todo los chuches y helados al corte para su venta a los más pequeños, 

 

    En la misma calle Mendiola estaba la carpintería de Miguel Tostón el ruido de su máquina cortando madera era la música de fondo que se oía a diario en las Cuatro Calles. La zapatería taller de Félix Soto que aludí anteriormente, la trasladaron a la calle Fuente junto a la Peluquería de Marcelo. También está la casa del cura. Esta calle con menos actividad participaba de la afluencia de vecinos a las Cuatro Calles. 

 

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                                   Evelia Vaquerizo ejerciendo de peluquera

    Era notable la peluquería de las hermanas Vaquerizo, Evelia y Felisa, donde acudían las señoras y damiselas a que las hicieses un peinado a la moda de esos años. Felisa después puso su peluquería en la calle Fuente, donde tenía su residencia junto a la casa y consultorio de D. Ángel Sánchez-Cabezudo, el médico. Son célebres las veladas de descanso de Simón Vaquerizo, "tío Niche", padre de las peluqueras, tumbado en la acera de su casa de la calle la Fuente. Cuando dormía en esa acera de hormigón tan estrecha, con su postura parecía un notable romano en su Klinay (triclinio) parecía dormir. Son celebres y comentadas sus siestas.

    Marisa Álvarez de Pablos puso una peluquería en la esquina de calle Fuente con calle la Fragua donde antes estuvo Hilario Egea de Talavera de la Reina abrió un negocio de electrodomésticos, en esa esquina. En este local pusieron variados negocios, por ejemplo una panadería y también hubo una sastrería de Paco Furones. Justo debajo de un anuncio de Werner de la fachada, quedaban un grupo de jóvenes que se hacían llamar los verracos de Werner, ellos sabrán por qué, con esto y otras cosas ya corría la década de los 60. Donde la calle Fuente se ensancha junto a las Cuatro Calles, ya en la década de los 70, se innstalaron una tienda de ropa de Rita y Rafael, y la tienda de Pepe Gómez y Chon. Casi llegando por la calle Fuente a la calle El Santo, había una pescadería de Paula Robles, esposa de Alba y en la esquina por la calle Santo tenía la fragua Lucinio Sánchez-Cabezudo. En la calle Fragua estuvo la panadería de Marcelo Ruiz, donde ahora vive Elisa González López y un poco más adelante estuvo la Fragua de Sebastián de la Rocha, después fue de Mariano Jiménez, “Nani”.

    Las tiendas que de alguna forma también obligaban a los vecinos a pasar por las Cuatro Calles eran las de Eleuterio Muñoz y Manola, Julia Fernández, “Chinchilla” y la panadería de su marido Aurelio Gómez, estaban en la calle Huerta; y la de Julio Flores “Perragorda, Incluso la taberna de Lázaro que estaba en la esquina donde estaba CCM, en la plaza de El Carmen. En la plaza de la Constitución estaba el bar de Pepe Mora y Rosa Rodríguez, El bar de Basilio Corral y Vitoria Rivera, y el comercio de Valeriano Jerez. En la Calle Iglesia estaba el cine de Magdaleno Rivera y el Bar de la Familia Muñoz. En calle el Cura se encontraba el estanco de Vitoria Villasevil y su hijo Rafael Sánchez-Cabezudo. El estanco en aquellos año era muy visitado y los comercios descritos, todos formaban parte de la red comercial de la zona destacada de las Cuatro Calles.

  Los demás días en esta zona, la calle Tercia se convertía en un lugar de juego de los más pequeños y otros ya mozalbetes; optábamos por los que había según la época pues en cada una de ellas se jugaba a unos juegos muy sencillos y al alcance de todos. El mocho, la trompa, la taba, las bolas (canicas), los santos… etc., etc..  Cada uno tenía su técnica que rápidamente todos la entendíamos. En tiempo de bolas… un guá, unas bolas o canicas y disposición para jugar. El más hábil en el juego si ganaba, el trofeo era las bolas de los demás. Recuerdo a Vicente Camacho, “Chorca” que ganaba a todos por tener unos brazos largos.

    Todos los barrios del pueblo tienen un lugar, más o menos concurrido, donde se reúnen los vecinos para hablar de sus cosas, pero en aquellos años por su ubicación y por la actividad que se desarrollaba allí y en sus aledaños, el preferido era “Las Cuatro Calles”.

Un recuerdo afectivo para todos los Emprendedores que con pocos medios y en tiempos difíciles consiguieron dar vida a todo un pueblo alrededor de las Cuatro Calles. También a todos aquellos que siendo niños disfrutamos inocentemente como nadie dicho lugar. Algunos de aquellos niños estamos aquí presentes.

 

Termino con una cita de Isabel Allende, que dice... "Escribe lo que no debe ser olvidado"

No solo lo he escrito sino que hoy os lo he contado

 

 

Evaristo Higueruela de la Rocha, 23 de septiembre de 2023          

 

                          

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   

 

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