Todas las referencias históricas conocidas indican que Bernuy era una de las poblaciones más antiguas de la zona; “antiquísimo lugar hoy despoblado”, escribe Fermín Caballero en 1825.
Hay documentos con referencias a Bernuy desde principios del S. XIV:
El 22 de noviembre de 1318, Doña Inés Rodríguez (esposa de Juan García, Señor de Alcaudete) enumera en su testamento las propiedades que tiene en Bernuy: casa, huerta, sotos y derechos de explotación del molino y de la barca. Otorga esos bienes a su sobrino Ruy López, y en el mismo testamento dispone que se paguen 400 maravedís a la Iglesia de Santa María de Bernuy y lega otros 60 para que se coloquen frontales sobre los altares de La Cruz y de San Juan de la citada iglesia.
En 1359 Doña Berenguela Alfonso compra Bernuy, Hornaguera y Montearagón; Doña Berenguela era hija de Juan Alfonso de Alburquerque, alférez mayor del rey Alfonso XI.
Y solo un año después (1360) Doña Berenguela cambia Bernuy y Hornaguera por Argés, a Diego Gómez (primer Señor de Valdepusa). Desde ese momento, Bernuy se integra en el Señorío de Valdepusa.
La viuda de Diego Gómez, Doña Inés de Ayala, hace testamento el 13 de junio de 1395 dejando a su hija Aldonza (casada con Perafán de Ribera). “...la casa fuerte de Malpica con todos los vasallos del dicho lugar y de su término (...) con Fornaguera y Bernuy (...) y con la barca de Bernuy”.
PUEBLO ABANDONADO
Pero aquel pueblo antiquísimo dejó de existir durante casi cinco siglos. Se despobló y abandonó en el Siglo XV (Jiménez de Gregorio precisa que en 1488) como consecuencia de una gran sequía y pestilencia. En el lugar solo subsistió una ermita sobre los restos de la antigua iglesia hasta mediados del S. XIX y una pequeña casa de labranza. En 1950 Bernuy fue refundado, construido por el Instituto Nacional de Colonización.
Una tradición oral, que ya recogen las “Relaciones de los pueblos de España” de 1578, cuenta que siete hermanos procedentes de Bernuy habrían sido los pobladores iniciales de San Martín de Pusa.
LA IGLESIA, LUEGO ERMITA, Y LA LÁPIDA SEPULCRAL.
La iglesia del antiguo Bernuy (Santa María) debió tener bastante importancia y notable riqueza, a juzgar por la generosa donación que Doña Inés Rodríguez le hizo en su testamente y los dos altares que mandó ornamentar. Y, sobre todo, por la bula que el Papa Sixto IV emitió en 1478 concediendo indulgencias a esa iglesia de Bernuy.
Hacia 1910 se conservaba en la iglesia de Malpica una imagen de la Virgen de Bernuy, probablemente del siglo XIII, según anota el Conde de Cedillo en su “Catálogo Monumental de la Provincia de Toledo”.
En 1825 todavía subsistía algo de la iglesia de Bernuy, convertida en ermita:
Caballero dice que estaba situada: “cerca del Tajo y en el sitio del antiguo lugar que fue iglesia” y que “tiene rentas separadas de las de Malpica (…) aunque reducidas en el día a las seis olivas alrededor de la ermita. A fines del siglo pasado aun contaba con el Charco y pesca de Merillos y con muchos olivares y tierra de los términos de Malpica y San Martín”.
“Este edificio es lo único que existe de tan antigua población, con el nombre de Ermita de Nuestra Señora de Bernuy.” “En ella se conserva una lápida sepulcral, con una inscripción de caracteres antiquísimos y desconocidos.” “Esta inscripción se ha presentado a la Academia de la Historia para su examen (…) y sus caracteres son desconocidos”, añade Caballero.
Recientemente, Arsenio Talavera en su libro “El estado de Valdepusa y Malpica” aporta una posible (y muy probable) interpretación de esa antigua lápida de escritura tan extraña: “FRANCISCO DELGADO ERMITAÑO”.
Paco Corral (14/1/2021)