En su principal obra sobre Valdepusa, Fermín Caballero hace interesantes observaciones sociológicas sobre cada uno de los pueblos del marquesado.
Y su visión de la situación social de Malpica en 1825 no es nada positiva. Dice que nuestro pueblo era una sociedad desestructurada y poco integrada, sin la estabilidad necesaria para consolidar las relaciones familiares y sociales:
…”No se extrañará el poco trato entre estas gentes, las escasas relaciones de amistad y parentesco, su desmoralización, su poco apego al país y su escaso conocimiento de las cosas del pueblo, si se atiende a que proceden de diferentes naturalezas (lugar de nacimiento) y a que muchos han mudado aquí su domicilio...”
Y respalda esas observaciones con datos demográficos. Elabora un cuadro detallado con la población de Malpica, indicando edad, sexo y estado civil (2ª foto). Y, además, nos ofrece información precisa de la procedencia de todos los vecinos en ese año 1825:
…”De los 108 vecinos que hoy existen, 24 son originarios de Cebolla, 16 de Erustes, 10 del Carpio, 8 de Domingo Pérez, 6 de San Martín, 5 de Carriches, 3 de San Bartolomé, 2 de Navalmoral, 2 de Lucillos, 2 de Castilla la Vieja, y uno respectivamente de Montilla, Navamorcuende, el Otero, Madrid, Cardiel, Talavera, Mensegar y Losal; de modo que solo quedan naturales del pueblo 22 vecinos.”
…“Hoy se establecen vecinos nuevos y mañana se vuelven otros donde antes estaban. Puede decirse casi con propiedad que este pueblo es una tribu errante, a lo menos gran parte de él. (…) participa de las alteraciones de otros pueblos cuyos naturales vienen a establecerse a Malpica y de donde se marchan fácilmente”.
EN TORNO AL SEÑORÍO.
Esa inestabilidad social provenía de que Malpica era el lugar de residencia de los Señores, con su castillo, desde la época feudal. Y su población estaba formada mayoritariamente por servidores y empleados del Señorío, además de arrendatarios de las tierras y labradores de las mismas.
La fuerte proximidad y dependencia del feudal tenía sus aspectos positivos y negativos: Por una parte, los vecinos de Malpica gozaban de beneficios de uso en las posesiones del Señorío (pastos, leña, frutos silvestres, gratuidad en la barca, etc.) además de empleos al servicio de los Señores. Pero, por otra parte, tenían más limitado el acceso a la propiedad y, en consecuencia, la posibilidad de progresar por sí mismos.
En los otros pueblos del Señorío, las sucesivas “Cartas Pueblas” y “Concordias” firmadas con los Señores concedían derechos a los pobladores, a cambio del pago de impuestos. Y los vecinos podían tener mayor acceso a la propiedad, lo que consolida las familias de generación en generación, estructurando una población estable. En Malpica, en cambio, los vecinos solo podían acceder a una propiedad provisional de uso:
…”No pueden edificar casas, poner viñas, ni olivos, ni huertos, sin consentimiento del Sr. Marqués”.
Esa situación legal cambió pocos años más tarde con el triunfo del liberalismo (del que Caballero era exponente destacado) y la lenta liquidación de las estructuras del “Antiguo Régimen”, herederas del feudalismo. Sobre todo a partir de 1837, cuando el “vasallaje”, los Mayorazgos y los Señoríos Jurisdiccionales fueron abolidos definitivamente, en aplicación de lo que ya habían establecido las Cortes de Cádiz en 1811.
Paco Corral (22/5/2021)