Como curiosidad, al completar el registro del cementerio, salta la coincidencia de tres difuntos que se repiten en dos lápidas diferentes. Y no se trata personas distintas con el mismo nombre (homónimos), sido de las mismas personas, pues además del nombre y los apellidos, la edad y la fecha de defunción son idénticas. Tampoco se trata, obviamente, de que un mismo difunto esté realmente en dos sepulturas.
¿Qué pudo ocurrir? En los dos casos más recientes sabemos lo que sucedió: el difunto fue enterrado en una tumba y más tarde trasladado a otra sepultura con familiares fallecidos posteriormente. En el caso más antiguo es de suponer que ocurrió lo mismo.
Esa doble lápida más antigua es la de Joaquina Sánchez- Cabezudo Moreno, fallecida el 2 de febrero de 1919 a los 15 años, que también figura en otra lápida junto a sus padres y a su hermana Josefa, también fallecida joven, a los 20 años, en 1932.
Más reciente es la de Olimpia Sánchez-Cabezudo Tostón, fallecida en 1992, que figura en una lápida sola y también en otra junto a sus familiares.
Y el tercer caso es el de Juan Yébenes Herrero, fallecido en 2005, que también tiene su propia lápida y a la vez figura en otra junto a su familia.
Paco Corral (6/8/2021)