Poco después de salir el sol, varios carros tirados por bueyes salían del castillo e iban recorriendo las calles del pueblo. Los vecinos de Malpica se situaban a las puertas de sus casas y depositaban en el carro la correspondiente gallina.
Sucedía una vez al año, por Navidades. Y hasta no hace muchos años las personas mayores tenían muy vivo el recuerdo de ese señalado día.
La gallina era el tributo anual que pagaban los malpiqueños para poder construir y habitar sus casas. Y es muy probable que de ahí provenga la popular expresión: "aflójate la gallina".
𝗢𝗥𝗜𝗚𝗘𝗡:
El tributo de la gallina existía en Malpica desde el siglo XIV. Así lo recoge Fermín Caballero: "𝙂𝙖𝙡𝙡𝙞𝙣𝙖: (…) 𝘭𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘪𝘯𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘔𝘢𝘭𝘱𝘪𝘤𝘢 𝘴𝘦 𝘰𝘣𝘭𝘪𝘨𝘢𝘳𝘰𝘯 𝘦𝘯 1323 𝘢 𝘱𝘢𝘨𝘢𝘳 𝘥𝘰𝘴 𝘨𝘢𝘭𝘭𝘪𝘯𝘢𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘩𝘰𝘨𝘢𝘳……𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘯 𝘥𝘦 𝘱𝘢𝘨𝘢𝘳 𝘱𝘰𝘳 𝘕𝘢𝘷𝘪𝘥𝘢𝘥" a Fernán Gómez y a Teresa Vázquez, su mujer, entonces Señores de Malpica.
En principio eran dos gallinas, que tributaban todos los pobladores del Señorío de Valdepusa. Luego se redujo a una.
Más tarde, a principios del s. XIX, se estableció la opción de un pago conjunto en dinero que cada pueblo debía tributar al Señor, en lugar de la gallina.
La cantidad anual se fijó para Navalmoral en 1500 Reales, 600 San Martín, 300 Santa Ana y para Malpica otros 300 Rs.; aunque parece que en nuestro pueblo no llegó a aplicarse esa tributación conjunta y los malpiqueños siguieron aportando el tributo individualmente.
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En San Martín, Navalmoral y Santa Ana el tributo de la gallina se suprimió en 1827, por el acuerdo firmado entre el Marquesado y los Concejos de los pueblos en la "Concordia" de ese año. Pero Malpica siempre quedó fuera de esas Concordias: "𝘏𝘢𝘣𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘳𝘦𝘯𝘶𝘯𝘤𝘪𝘢𝘥𝘰 𝘭𝘢 𝘊𝘢𝘴𝘢 𝘢 𝘦́𝘴𝘵𝘦 𝘺 𝘥𝘦𝘮𝘢́𝘴 𝘥𝘦𝘳𝘦𝘤𝘩𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘵𝘳𝘦𝘴 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘰𝘴 𝘱𝘶𝘦𝘣𝘭𝘰𝘴, 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘩𝘢 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘳𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘭𝘭𝘢 𝘥𝘦 𝘔𝘢𝘭𝘱𝘪𝘤𝘢".
En Malpica, el tributo de la gallina se suprimió un siglo más tarde, a finales de 1932, cuando la "Ley de Bases de la Reforma Agraria" cambió el sistema de propiedad de la tierra. Así lo narra un fragmento del reportaje de Josefina Carabias "𝗨𝗻𝗮 𝘃𝗶𝘀𝗶𝘁𝗮 𝗮 𝗠𝗮𝗹𝗽𝗶𝗰𝗮 𝗱𝗲 𝗧𝗮𝗷𝗼" publicado en la revista Crónica en marzo de 1934:
"-𝘓𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘴𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘱𝘶𝘦𝘣𝘭𝘰 –𝘮𝘦 𝘥𝘪𝘤𝘦 𝘶𝘯 𝘮𝘰𝘻𝘰- 𝘯𝘰 𝘦𝘴𝘵𝘢́𝘯 𝘪𝘯𝘴𝘤𝘳𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘙𝘦𝘨𝘪𝘴𝘵𝘳𝘰…
-¿𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦́?...
-𝘗𝘶𝘦𝘴 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘦𝘳𝘢𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴.
-𝘗𝘦𝘳𝘰… ¿𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘪𝘦́𝘯 𝘴𝘦𝘳𝘪́𝘢𝘯?
-𝘓𝘦 𝘥𝘪𝘳𝘦́ 𝘢 𝘶𝘴𝘵𝘦𝘥… 𝘌𝘭 𝘵𝘦𝘳𝘳𝘦𝘯𝘰 𝘴𝘰𝘣𝘳𝘦 𝘦𝘭 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘩𝘢𝘯 𝘭𝘦𝘷𝘢𝘯𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘴𝘢𝘴 𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘶𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘦 𝘈𝘳𝘪𝘰́𝘯, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘰 𝘦𝘳𝘢𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘰𝘭𝘪𝘷𝘢𝘳𝘦𝘴 𝘺 𝘭𝘰𝘴 𝘨𝘢𝘯𝘢𝘥𝘰𝘴, 𝘺 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺 𝘦𝘯 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘢𝘴 𝘭𝘦𝘨𝘶𝘢𝘴 𝘢 𝘭𝘢 𝘳𝘦𝘥𝘰𝘯𝘥𝘢. 𝘌𝘴𝘦 𝘵𝘦𝘳𝘳𝘦𝘯𝘰 𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘪́𝘢 𝘷𝘦𝘯𝘥𝘦́𝘳𝘯𝘰𝘴𝘭𝘰 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢, 𝘺 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘴𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘴𝘢𝘴 𝘦𝘳𝘢𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴, 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘩𝘢𝘣𝘪́𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘩𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘵𝘦𝘳𝘪𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘺 𝘤𝘰𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘭 𝘴𝘰𝘭𝘢𝘳 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘪́𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘦́𝘭. 𝘗𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘰, 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘰𝘥𝘦𝘳 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘳 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘴𝘢𝘴 𝘵𝘦𝘯𝘪́𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘢𝘳𝘭𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘯̃𝘰𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘨𝘢𝘭𝘭𝘪𝘯𝘢.
-𝘌𝘴 𝘤𝘶𝘳𝘪𝘰𝘴𝘰 ¿𝘠 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘤𝘶𝘮𝘱𝘭𝘪́𝘢𝘯?
-𝘠𝘢 𝘭𝘰 𝘤𝘳𝘦𝘰… 𝘠 𝘢𝘭 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘤𝘶𝘪𝘥𝘢𝘣𝘢 𝘺 𝘯𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘨𝘢𝘣𝘢 𝘢 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘭𝘢 𝘨𝘢𝘭𝘭𝘪𝘯𝘢 𝘢𝘭 𝘴𝘦𝘯̃𝘰𝘳 𝘢𝘥𝘮𝘪𝘯𝘪𝘴𝘵𝘳𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘥𝘦𝘭 𝘥𝘶𝘲𝘶𝘦, 𝘭𝘦 𝘦𝘤𝘩𝘢𝘣𝘢𝘯 𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘢𝘭𝘭𝘦…
- ¿𝘠 𝘦𝘭 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘰𝘳 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳 𝘤𝘪𝘳𝘤𝘶𝘯𝘴𝘵𝘢𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘥𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘤𝘳𝘪𝘢𝘳 𝘭𝘢 𝘨𝘢𝘭𝘭𝘪𝘯𝘢?...
-𝘗𝘶𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘯𝘪́𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘢𝘳 𝘶𝘯 𝘥𝘶𝘳𝘰…. 𝘚𝘪́. 𝘓𝘢 𝘨𝘢𝘭𝘭𝘪𝘯𝘢 𝘰 𝘦𝘭 𝘥𝘶𝘳𝘰 𝘦𝘲𝘶𝘪𝘷𝘢𝘭𝘪́𝘢𝘯 𝘢 𝘶𝘯 𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯 𝘥𝘦 𝘷𝘢𝘴𝘢𝘭𝘭𝘢𝘫𝘦.
Durante más de SEIS SIGLOS los carros del Señor recorrieron las calles de Malpica una vez al año para recaudar ese 𝘁𝗿𝗶𝗯𝘂𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗴𝗮𝗹𝗹𝗶𝗻𝗮 que los pobladores pagaban por sus viviendas.
𝙋𝙖𝙘𝙤 𝘾𝙤𝙧𝙧𝙖𝙡 9 /6/2022
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