LAS COFRADÍAS RELIGIOSAS DE MALPICA

LAS COFRADÍAS RELIGIOSAS. MALPICA

    Con el fin de encauzar la devoción laica a lo largo de la Edad Media, surgieron las cofradías religiosas con más espíritu humano de sociabilidad, de mutuo acuerdo entre los participantes de esta práctica religiosa, con el consentimiento expreso de la Iglesia. La asociación de fieles que componen las cofradías se unió para cumplir diversos fines: sociales, caritativos, piadosos, penitenciales e incluso festivos, regidos por la normativa interna contenida en sus estatutos. De esta forma auxiliaban al clero en el sostenimiento del culto, sobre todo cuando se erigían bajo la advocación de un santo que era su patrón y que tenía una capilla dedicada en el templo parroquial, que cuidaban y ornaban con esmero para mayor lucimiento de sus oficios. En las parroquias las cofradías eran muy bien acogidas al contribuir al culto religioso y cuidados de los ornamentos del templo, cooperando con limosnas y sufragar ciertos gastos de la Iglesia.

     La cofradía es el máximo exponente de la religiosidad popular que entendía de otra forma la religión dentro de una Iglesia muy jerarquizada. No obstante, las cofradías estaban sujetas a normas estrictas emanadas de las Constituciones Papales.

    Los historiadores no se ponen de acuerdo en cuanto a la fecha del nacimiento de las cofradías;unos dicen que son medievales con motivo de la Reconquista en la Península Ibérica, donde nacen las cofradías militares;otros se remontan a los tiempos del imperio romano con las corporaciones de oficios romanas que tenían un fin religioso.

    El prelado de la diócesis visitaba las parroquias dispersas por la provincia y todas las instituciones creadas en su seno con el fin de inspeccionarlas, entre ellas estaban las cofradías. Estas visitas de alguna forma generaban normas reguladoras de la institución parroquial, siendo el más importante el específico de las cofradías desde el punto de vista económico-contable. El administrador de la cofradía está obligado a tener un libro en donde se reflejasen las cuentas de su mayordomía, por ejemplo, para poder verificar en qué se hubiere gastado las limosnas. El Mayordomo se encargaba de la Fábrica de la Iglesia, donde ejercía como tal, teniendo en cuenta que en religión se llama fábrica en general a la renta o temporal afecto para la conservación de una iglesia parroquial, tanto para las reparaciones como para la celebración del servicio divino.

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    El curato de San Martín de Valdepusa hacia el año 1686  se quejaba de las pocas visitas pastorales que recibía la iglesia de Malpica por parte del obispado, parroquia aneja de la anterior. El visitador que iba a otras parroquias como la de Talavera y alrededores, según consta en la correspondencia del párroco de San Martín, parece ser que Malpica...  “No tocaba visitar por estar a trasmano y de esa forma no podía adquirir su Eminencia, el Cardenal noticias sobre el estado en que se halla del Templo de Malpica, que es de un caudal considerable y temen perderlo por cuanto su mayordomo murió y su mujer casó por segunda vez y este segundo marido corre con la mayordomía”. La iglesia estaba necesitada de muchas cosas y tenía poca confianza en el segundo mayordomo, no estando el caudal en su poder porque la hacienda de la mujer y de su primer marido lo deben justificar. El párroco de San Martín teme lo peor con los caudales de la iglesia de Malpica y sigue escribiendo, “ ... conque es cosa que necesita cuanto antes que se tomen estas cuentas, y este caudal se asegure en la mejor forma que se pueda asegurar la iglesia de lo que necesitase para su buen mantenimiento “.

    No solo da cuenta en su correspondencia con el Cardenal sobre el estado de la iglesia de Malpica, sino que también da noticias sobre la iglesia de Bernuy y escribe, “Asimismo esta parroquia (Malpica) tiene en su dezmería, a distancia de media legua, una ermita de la advocación de Nuestra Señora de Bernuy, la cual está tan maltratada que a la Santa Imagen la han traído a la otra iglesia de Malpica siendo así que hay caudal para recuperar la ermita y por estar en poder de diferentes mayordomos y por otras personas o de no haber juez que lo remedie, está todo perdido.”

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    En Malpica hay una calle, Mendiola, dedicada al Mayordomo Pedro Ruiz de Mendiola, durante su ejercicio al frente de la Fábrica de la parroquia se hizo una custodia procesional de plata blanca y dorada y en torno a su pie hay la siguiente inscripción  << Se hizo esta custodia siendo mayordomo de la cofradía del Santísimo y de la fábrica de esta iglesia de Malpica, Pedro Ruiz de Mendiola. Año 1723 >>.

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     En esta misma misiva dirigida al Cardenal Primado de Toledo, da cuenta que por orden del Consejo de Gobernación se fundó una ermita de la advocación de San Antonio de Padua, a la otra parte del río Tajo y a poco más de un cuarto de legua de la villa de Malpica, la cual se fundó en orden que a que tuvieran donde oír misa la gente del caserío de Corralejo y aquellos que iban a moler sus cereales a la parada de Molinos cuyo propietario era el Marqués de Malpica. (De esta ermita y de los molinos ya escribí en otro artículo anterior, el  3 de agosto del presente, LOS MOLINOS DEL MARQUÉS DE MALPICA, sobre la necesidad de que se celebrasen dos misas).

     La carta del párroco de San Martín de Valdepusa fue escrita el día 4 de abril de 1686 y la respuesta del arzobispado de Toledo fue de fecha 25 de noviembre de 1686,  en la cual más o menos viene a decir que ha visitado la parroquia; en el templo ve necesario hacer las obras necesarias para mantenerlo así como corregir ciertos comportamientos de los mayordomos para el mantenimiento de la fábrica de la Iglesia. En cuanto a la ermita de San Antonio de Padua de Corralejo dispone que se celebre una reunión con algunos de los habitantes de ese caserío, así como con agricultores que llevan su grano al molino, haciendo comparecer a Gregorio Infante, molinero y labrador y a Bartolomé Sánchez, hortelano, Francisco Guzmán, Andrés Prieto y Juan Gómez, criados de otros hortelanos y molinero. Debajo del ayuntamiento declararon por haber faltado la mayor parte de los días festivos los sacerdotes que viniesen a decir misa, se habían quedado sin oírla de ordinario unas treinta personas que concurren a hacer harina con los demás vecinos de las casas del contorno. Todos ellos solicitaban la presencia de un sacerdote más para poder celebrar dos misas.  El visitador se fue convencido “ ... vi todo personalmente y hallé ser cierto y así será muy al servicio de Dios a que Vuestra Eminencia conceda lo pedido que es cuanto puedo informar a Vuestra Eminencia.”

                                    Malpica 25 noviembre 1686, así es. “   Firmado Pedro Graciano

     Este asunto de las misas quedó resuelto unos 60 años después.

    Arsenio Talavera nos complementa ese artículo con su siempre interesante aportación sobre el asunto de las Cofradías, dice así: “No creo que la iglesia de Malpica tuviera más penurias que otras, de tu información destaco la imagen de la virgen de Bernuy, que estaba recogida en la iglesia, de haberse conservado hoy sería de gran valor, pues probablemente fuera románica y quien sabes, quizás una virgen negra, por la posesión que los templarios tuvieron de Bernuy.

   Las cofradías gozaban de buenos beneficios, al menos las Cofradías y Obras Pías de Malpica, en 1752, era poseedora de 45 fanegas de tierra en Villarejo, en 5 pagos, repartidas en 22 fanegas de secano de primera calidad, 21 de segunda y dos de tercera. Era propietaria del molino de Campanero en Cedena, y una huerta adyacente que tenía: "dos fanegas y dos celemines, de regadío para hortalizas y en ellas, en sus márgenes y regueros cuarenta y un árboles frutales, catorce de melocotón, catorce de ciruelas, tres nogales, y membrillos, cuatro granados, tres higueras y asimismo cuarenta álamos negros, cercados de una pared de piedra y linda por todos los cuatro aires con el dicho arroyo", le tenía arrendado Manuel Martín de Esperanza, de San Martín y el administrador de la cofradía era D. Francisco de Flores, cura propio de San Martín, cobraba la cofradía por la renta de las tierras 57 fanegas de trigo, de las cuales, 39 correspondían al molino, 15 a las tierras y dos a la huerta.

    Por otra parte, también era poseedora de una tierra en San Martín en el pago de Cascaperros, próximo a la actual carretera y el cruce con la de Talavera.

   Las cofradías tenían bastantes ingresos, otra cosa es que se quedaran por el camino entre mayordomos y administradores y demás. (Fuente: Catastro Ensenada, Villarejo y documento de permuta de tierras de la Ermita de Ntra. Sra. de la Bienvenida de San Martín de 1770)

EHdelaR  01 octubre 2021

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